Un Sant Jordi muy especial
Puede que Sant Jordi solo se celebre un día, pero la ilusión y los nervios que lo acompañan vienen desde mucho antes.
Cuando mi editora de Escarlata Ediciones nos dio la noticia, no nos lo podíamos creer. ¡Firmar libros en Sant Jordi! ¿Qué escritor no ha deseado eso alguna vez? Ya os podéis imaginar la ansiedad, las conjeturas, la emoción tremenda y sí, también los nervios. Una mezcla explosiva que, a mí personalmente, me impidió dormir como Dios manda durante toda la semana.
Y por fin llegó el sábado… Barcelona tan bonita como siempre, dándonos la bienvenida. Cómo me gusta esa ciudad en general, y en el Día del Libro en particular. Las Ramblas abarrotadas de turistas y lugareños, cuántos idiomas entremezclados. Música, emisoras de radio, cámaras de televisión, vendedores de rosas (¡ay, las rosas!). Y libros. Libros por todas partes. Como un mosaico variado y colorido, dispuesto para completar esa visión mágica de Barcelona.
Me gusta pensar que la literatura ese día consigue unir a las personas. El ambiente festivo y primaveral atrae a todo el mundo, hasta a los que no son lectores regulares. Y es que Sant Jordi tiene algo especial. Incluso hacer cola ese día parece que no molesta tanto, sobre todo si es para conseguir la firma de tu autor favorito.
Pero llega el momento de que el Escarlata Team haga presencia en la rambla Catalunya. Y qué bonitos quedan todos nuestros libros juntos, madre. Ese abanico de portadas, a cual más bonita y llamativa.
Pero, sin duda, una de las mejores cosas que me llevo de aquel día es haber podido conocer a otras autoras de la editorial (Carmen Amil, Ester Pablos, Alexia Goher), a una de nuestras ilustradoras más queridas (Marta Pena) y haber vuelto a coincidir con mi querida editora y amiga Scarlett de Pablo, que nos hizo sentir arropadas en todo momento. Poder achucharlas y compartir risas y sueños con ellas fue un auténtico lujazo. Por supuesto, aprovechamos para pedirnos firmas entre nosotras (escritas con mucho amor). En serio, chicas, sois demasiado geniales.
Lástima todos los autores que faltaron, aunque espero que algún día la familia Escarlata pueda reunirse al completo. De todas formas, una parte muy importante de ellos estaba presente allí con nosotras: sus libros. Aún en la distancia, los sentíamos muy cerca.
Y ahí estábamos, al solecito, rodeadas de gente, rosas por doquier y millones de páginas esperando ser leídas. Saludábamos a todo el mundo (Alexia nos alucinó a todas con su sociabilidad y sus dotes comerciales), firmamos algún que otro libro y nos hicimos unas cuantas fotos para inmortalizar aquel día que no queríamos que terminara. Aún lo recuerdo y se me dibuja una sonrisa idiota en la cara.
No quiero despedirme sin dar las gracias a todo el que hizo posible que el primer Sant Jordi de Escarlata fuera inolvidable. Desde las chicas del Café d’Alicia por colaborar con nosotros, hasta familiares y amigos que nos ayudaron en todo momento y se acercaron a darnos su apoyo más sincero. También a los que nos mandaron cariño y ánimo desde la distancia. Y, cómo no, a las personas que (incluso con la lluvia de la tarde) se paraban a interesarse por nuestros libros y se llevaban alguno con ellos.
Pero, sobre todo, una mención especial a mis compañeras de sueños. Escritoras, editora, todo el equipo Escarlata. Sois cojonudos y no tengo más que buenas palabras para vosotros. Ni la lluvia (ni los plásticos que tuvimos que poner para proteger los libros) pueden empañar el recuerdo de vivir ese sueño a vuestro lado.
Sin duda, una experiencia que espero (y deseo) repetir en próximos años. Libros, cariño, amistad y mucho amor, que yo también tuve mi rosa de Sant Jordi gracias a mi chico.
Lo que os digo, un día perfecto.
¿Nos vemos el año que viene?
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